La Luna: Renovación




En nuestro estado presente, entonces, no es posible vivir una vida de constante renovación a no ser mediante el dormir.

Pero los Tzadikim duermen muy poco, lo suficiente como para refrescar sus mentes. Es por esto que “David nunca durmió más de sesenta respiraciones”, porque él vivió esta vida de constante renovación y por lo tanto no durmió más que lo mínimo necesario para una larga vida.

El reinado de David es comparado con la luna, que se renueva cada mes, constantemente. Y la Asamblea de Israel, las almas del pueblo judío en su totalidad, también es comparada a la luna.

La Asamblea de Israel corresponde en verdad a la misma idea de reinado de David: El rey David gobierna sobre todas las almas. Así como la luna se renueva constantemente, de la misma manera la Asamblea de Israel debe renovar constantemente su servicio, en todo momento, para alcanzar la renovación destinada en el futuro y vivir una verdadera larga vida.

Es así que en la bendición para santificar la luna, que recitamos al ver la luna nueva unos pocos días después del comienzo de cada mes, decimos: “A la luna Él le dijo que se renovara como una corona de gloria para aquellos que fueron sustentados desde el vientre [es decir, el pueblo judío]. Ellos están destinados a renovarse como ella, y a glorificar a su Creador…”. Seguimos la bendición con las palabras “David Rey de Israel, vive y perdura” (Oraj Jaim 426:2)

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Tefilin – Un Discurso Jasidico página: 72-73
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